Siempre que inicio una nueva serie, pretendo que sea como un reto personal, en esta ocasión pretendí fotografiar ni más ni menos que “el alma”.
La dificultad de poder realizar algo semejante es altamente grande por no decir imposible ya que lo primero que encontramos es que el alma es algo intangible, espiritual, pero si revisamos la descripción del diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, nos encontraremos con esta definición:
ALMA:
- Sustancia espiritual e inmortal, capaz de entender, querer y sentir, que informa al cuerpo humano y con el constituye la esencia del hombre.
- Sustancia o pate principal de cualquier cosa.
Lo de sustancia o pate principal de cualquier cosa …. esto ya es factible de fotografiar, con alguna dificultad verdaderamente, con esta idea busque objetos por casa, por anticuarios, en el campo y los seccionaba para fotografiarlos.
Serie realmente pretencioso tratar de fotografiar la parte espiritual del alma, al no ser esta un ente físico susceptible de ser captado por el medio fotográfico, es por ello por lo que esta colección de fotografías ha tratado de reflejar la sustancia o parte principal de algunos objetos, penetrando en su interior y presentando a la vista aquello, que, como el alma, no podemos ver sino solo intuir.
Ya en la serie anterior de Raíces, trataba de mostrarnos lo que está oculto a nuestros ojos y enterrado en la tierra que las sostiene y genera las plantas con sus frutos, así pues, podríamos decir que este nuevo trabajo, de alguna forma, es una continuación de las Raíces.
Por otra parte, forma parte de entender, de una forma muy personal el echo fotográfico, que para mí se basa en la búsqueda de una expresión creativita del medio, así pues, estos objetos representados, no son encontrados o simplemente fotografiados, sino que son pensados, buscados, seccionados y fotografiados, el pequeño halo de misterio de las obras se debe en gran parte al proceso de solarización realizado sobre el negativo.
La mecánica puede corresponder a “pensar, montar y fotografiar”.
Para dar a las obras un poco más de misterio a las imágenes, solarice los negativos realizados en placas de 13 x 18 con la cámara ANACA que mi buen amigo Emilio de TORSAN, laboratorio de revelado fotográfico actualmente ya desaparecido, prácticamente me la regalo con varias ópticas antiguas, para El mil gracias.
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