Dos transformadores unidos por un mismo cable dialogan entre ellos a pesar de la distancia

Esta primera obra está realizada con dos tomas.

Las tomas de toda la serie, las hice con mi cámara de 9×12 de construcción propia.

Confieso que realice alguna diapositiva en color, pero el resultado no tiene nada que vez y deseche realizar más.

Obra realizada con la misma técnica que la primera, también son dos tomas del mismo escenario.

En esta obra los cables de los transformadores se cuelan en la tierra a través de sus tentáculos, tratando de influenciar el más grande a el más pequeño, o sea como suele ocurrir en la vida.

Obra realizada con la misma técnica que la primera, también son dos tomas del mismo escenario.

La voz que se transmite y llega a todos los rincones, es y será siempre muy importante. El problema radica en quien alimenta los hilos que mueven la membrana del altavoz.

Esta simulación de retrato esta hoy tan actual como el día que la hice, siempre escuchamos lo que nos dicen, a veces pegados de una forma enfermiza a unos cascos como si de un cordón umbilical se tratara, sin apenas darnos cuenta de la manipulación realizada por los que están al otro lado de la clavija.

Representación de la mujer con un pubis formado por las flores “pendientes de la reina”.

Estética y belleza como corresponde a cualquier representación del cuerpo femenino.

En contraposición a la obra “Desnudo” quise representa al hombre con un corazón fuerte, formado por cacharos electrónicos. No me podía imaginar en aquel momento que yo acabaría 29 años después con dos válvulas mecánicas en el corazón, ironías de la vida…

Dinero, dinero, siempre dinero ese algo que es realmente intangible pero que la gente, la masa y nosotros siempre hemos perseguido, ese papel que nos de la felicidad, pero que no siempre es cierto.

No es una representación de una comida, quiere ir más allá, mostrándonos la ansiedad del derroche de las cosas que nos rodean, somos capaces de terminar hasta con las rosas.

No podemos discutir ni poder en duda que la especie humana es inteligente, capaz de crear ingenios que las otras razas de animales no son capaces, el problema es cuando esta inteligencia se emplea en destruir lo bueno y lo bello que nos rodea.

Una obra pesimista con nuestro futuro: nada queda salvo algunas cucarachas…espero equivocarme.

El ser humano al igual que otros animales somos generalmente muy sociables, el hecho de tomar un café, té o similar en compañía siempre nos reconforta.

Esta obra quiere representar esos momentos tan importantes para nosotros.

Desde el momento en que nacemos ya se nos asigna un número: el primero es el del día de nacimiento, número de expediente del hospital, DNI, número en el colegio, número de empresa, nuestras claves informáticas, el número de nuestro teléfono nos identifica, nunca nos escaparemos de un número.

Cuando estaba realizando esta serie de fotos, apareció vino a en Valladolid una exposición de Joal-Peter Witkin, estuvo expuesta del 21 de abril al 14 de mayo del 1989 en la Iglesia de las Francesas de Valladolid, me impresiono enormemente esa fotografía transgresora totalmente diferente a lo que había visto hasta entonces.

Esta obra quiere ser un modesto homenaje a este gran maestro, representado sobre una tribuna dirigiéndose a sus alumnos.

En un principio a esta obra la titule: “Witkin: te escuchamos”.

Siempre me ha interesado la figura del hombre, en su bondad, maldad o simplemente pensador.

Esta obra representa algo que es difícil de definir, pero creo que no nos deja indiferentes ya que posiblemente nos define más de lo que quisiéramos.

Posiblemente cada persona saque una interpretación y reacción diferente al verla.